Bajar por Roald Amundsens gate hasta el Ayuntamiento de Oslo. En este ayuntamiento tiene lugar cada 10 diciembre la ceremonia de entrega del Nobel de la Paz. De arquitectura curiosa (estilo soviético a pesar de que los rusos nada tuvieron que ver con su construcción), destaca sobre todo su precioso reloj. Su interior se puede visitar gratuitamente cada día de 09.00 a 16:00, aunque es una actividad totalmente prescindible! Tambien hay tours guiados gratuitos del 1 de junio al 31 de agosto, a las 10.00, 12.00 y 14.00h. No se pueden reservar con antelación, hay que hacer la cola cada día allí mismo.
Detrás del ayuntamiento se encuentra el puerto. Justo a mano derecha (mirando al mar), veréis el Centro del Nobel de la Paz (160 NOK, se compran en su web con antelación eligiendo el día). En verano (del 1 de mayo al 31 agosto) abre todos los días de 10.00 a 18.00 con posibilidad de visita guiada a las 14.00 y 15.00h. El resto del año abre con el mismo horario pero de martes a domingo (visitas guiadas sólo los sábados y domingos a las 14.00h). Interesante, aunque no pensamos que valga la pena pagar la entrada.
Si seguís el paseo del Aker Brygge (mirando el mar a mano derecha), llegaréis al monumento de la Llama Eterna de la Paz, en honor al pacifista Sri Chinmoy.
Al final de este paseo encontraréis el recientemente construido Astrup Fearnley Museum, inaugurado en septiembre de 2012 y dedicado al arte contemporáneo (abierto los martes, miércoles y viernes de 12.00 a 17.00, los jueves de 12.00 a 19.00 y los sábados y domingos de 11.00 a 17.00 (cerrado los lunes). La entrada cuesta 150 NOK, que sólo merecerá la pena pagar si sois amantes del arte moderno y realmente alternativo. Para el resto, con ver el edificio por fuera nos conformamos.
No os perdáis al otro lado del puerto, la Fortaleza de Akershus. Fue construida en la Edad Media como castillo real, y hoy en día sigue teniendo funciones militares. Se puede llegar caminando (tras una larga subida) y tiene dentro un museo gratuito, pero consideramos que lo mejor es verlo desde la bahía.
Por el camino veréis que hay un montón de restaurantes en este paseo, aunque no recomendamos cenar en ninguno de ellos, ya que son para turistas y bastante caros. Volved por la calle de dentro y fijaros en los maravillosos pisos que han construido.
