Subiendo por la cuesta que parte por detrás de la Plaza de la Fuente, llegaréis a la Plaza de la Iglesia. En ella encontraréis la Iglesia que da nombre a la ciudad,la Iglesia de la Conversión de Saint-Paul, cuya arquitectura es una mezcla de épocas y de estilos. Uno de sus grandes atractivos es la capilla de Saint Clément, de estilo barroco y preciosamente decorada, que emerge de uno de sus laterales.
Y por detrás la Iglesia de los Penitentes Blancos, decorada por el artista belga Jean-Michel Folo. Para acceder a ésta tendréis que pagar 4€, pero la verdad es que no merece mucho la pena; lo único es que cuentan la historia de los penitentes blancos (en francés e inglés), pero para eso ya tenemos la Wikipedia!
Todas las calles que hay por allÃdetrás son muy tranquilas y preciosas. Os recomendamos pasear por ellas y acercarse también al mirador para disfrutar de unas impresionantes vistas.