Como otras ciudades del Languedoc-Rosellón, Narbona respira un ambiente de antigüedad. Fundada por los romanos en el año 118 A.C y con un canal que la recorre, lo mejor es callejear y visitar alguno de los monumentos medievales que alberga, la mejor manera de hacer un pequeño viaje a través del tiempo.
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Caminar por la peatonal Cours de la République, desde donde se tiene vistas magníficas del Canal de la Robinne, Les Halles de Narbonne y el maravilloso puente hecho con las propias casas que cruza el canal.
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Breve descripción: más alta que ancha, de estilo gótico y con cierto aspecto de fortificación, la Catedral de Narbona es una visita que no os podéis perder. Las obras del claustro se iniciaron en 1272, pero curiosamente nunca llegó a terminarse, pues las murallas romanas debían ser demolidas para permitir su construcción. En 1353 la ciudad fue atacada, y al ...
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La Plaza del Ayuntamiento tiene siempre mucho ambiente. En ella se puede ver el Ayuntamiento, que está enclavado en el antiguo castillo medieval. Desde aquí se accede al curioso Passage de l´Ancre, que pasa entre el Palacio Antiguo y el Palacio Nuevo, y os lleva al Claustro de la Catedral.
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