- Experimentar la gastronomía francesa, tanto en la costa como en los pueblecitos del interior. En cualquier lugar de la Costa Azul os sorprenderán con exquisitas recetas y con un marisco de lo más espectacular.
- Pasear, hacer excursiones, disfrutar de la naturaleza y gozar de las mejores vistas del Mediterráneo y la Riviera Francesa.
- Caminar por los cascos antiguos y centros históricos de los pueblos franceses, que todavía conservan su toque rural y de estilo provenzal. Repletos de ruinas romanas, iglesias barrocas y villas excepcionales, quedaréis fascinados ante tanta belleza.
- Disfrutar de las playas de la Costa Azul y darse un buen chapuzón en sus aguas cristalinas. Muchas son privadas, pero también las hay públicas, aunque hay que saber encontrarlas. ¿Las mejores? Las que están al oeste de Cannes.
- Y para los más fiesteros y glamurosos, experimentar el más puro lujo y desenfreno nocturno.