El barrio del Sacromonte es famoso por sus cuevas, en las que los gitanos continúan celebrando todas las noches sus fiestas flamencas de cante y baile. Aquí fue donde se instalaron los gitanos que acompañaban a las tropas de los Reyes Católicos cuando conquistaron la ciudad. Los artesanos trabajaban el mimbre, la forja y el cobre, y los artistas establecieron las raíces del flamenco. Aquí nació la tradicional zambra, con bailes y cantes autóctonos como la mosca o la cachucha.
Os recomendamos dar un paseo por la noche y (aunque quede mal decirlo) cotillear discretamente por las ventanas de las casa cuevas, es lo más auténtico que encontraréis. Además, hay un montón de bares que son auténticas cuevas.
Si queréis una visita más formal, podéis ir al día siguiente al Museo del Sacromonte (5€) en el Barranco de los Negros (subiendo por la cuesta que lleva a la Venta del Gallo), pero la verdad no merece mucho la pena. Bus 35, 31 y 32.