- Breve descripción: aunque hayáis ido en barco el día antes, merece la pena ir a verla desde tierra, ya que así la veréis de frente. A pesar de ser el símbolo de la ciudad de Copenhague, no os esperéis un gran monumento: simplemente se trata de una pequeña escultura de bronce colocada sobre unas rocas que se adentran en el mar, pero su localización y la expresividad de su rostro la dotan de una inmensa belleza. El escultor que la talló fue Edvard Eriksen, que se inspiró en el cuento de hadas escrito en 1837 por Hans Christian Andersen, llamado La Sirenita (en el que más tarde se basó la película de Disney). Eriksen quiso que su modelo fuera la bailarina danesa Ellen Price, gran estrella del Ballet Real, pero ante su negativa a posar desnuda tuvo que utilizar a su esposa como modelo, aunque la cara siga siendo la de la bailarina. La escultura fue instalada de forma permanente en Langelinie, el 23 de agosto de 1913, de manera que en 2013 cumplió 100 años. A lo largo de este tiempo, la sirenita ha sido víctima de diversos ataques vandálicos, llegándose a destruir con explosivos, a ser mutilada y manchada con pintura.
- Cómo llegar: tomar el autobús 26, que tiene paradas en todo el centro y os dejará muy cerca, en la calle Langelinie Allé (justo antes de meterse en el dique de los Ferrys, el chófer suele anunciar la parada en inglés). Desde aquí, caminar por Langelinie y en menos de 5min habréis llegado.